Elena Rojas, Zamora
8 de cada 10 migrantes de entre los 28 a 55 años son deportados, viéndose obligados a regresar a México, en donde se enfrentan a una realidad donde impera la estigmatización social y el desgaste emocional, por tanto muchos de ellos buscan ayuda psicológica para sobrellevar la situación, señaló Patricia Merlo Barajas, psicóloga, e integrante del Observatorio de las Migraciones del Colegio de Michoacán (Colmich).
La investigadora trabaja desde hace un año con grupos de “migrantes de retorno”; indicó que “en los Estados Unidos tenían empleo, facilidades para sacar vehículos de agencia, para solventar sus necesidades, un salario fijo… acá llegan y se insertan en el campo como jornaleros, con una ocupación de dos veces por semana o cinco días al mes, además de que son jornadas de 120 pesos al día. Muchos de ellos comentan que lo que acá ganan en un día, allá en una hora ganaban mucho más, por lo que su calidad de vida cambia totalmente, ven injusta la situación”.
Añadió que los migrantes deportados llegan frustrados y experimentan una sensación de fracaso que eventualmente se va convirtiendo en tristeza, pues les genera un desgaste emocional por el choque cultural y social que desencadena en ellos un cuadro de depresión, ansiedad, incomodidad, y muchas veces el rechazo por parte de la familia y sociedad, lo que se conoce como estigma o prejuicio social”
Subrayó que el estereotipo del migrante que tiene la sociedad es de una persona exitosa, que hizo dinero, “se tienen una serie de prejuicio sobre ellos, de que si no triunfaron por allá es porque algo hicieron mal, porque no aprovecharon la oportunidad o porque en malos pasos andaban, cuando muchas veces no es así, sino que los deportan de manera indiscriminada e incluso en el momento en que estaban trabajando”.
Dijo que este estigma impide que la gente conozca realmente cual es la situación de estas personas, muchas veces les niegan las oportunidades en su propia tierra por lo que tienden a aislarse “porque la barrera más importante es ese prejuicio”.
En este sentido dijo hay mucho por hacer en el trabajo de concientización, dado que en la sociedad esta parte de la solución para estas personas, “dejar de tener los prejuicios de que en el norte la vida es muy fácil, que todos los que se van hicieron dinero; entender que son seres humanos y que tenemos mucho que aprender de ellos. Para lograr esta sensibilización nos hace falta difundir más el tema estar más informados”, finalizó
Numeraria
28 a 55 años rango de edad más frecuente de los migrantes deportados