¿Y la renta?
José Luis Ceja Guerra
Evidentemente esto del mando policial unificado de Michoacán abre algunas interrogantes partiendo de la base de que el puesto de Director de Policía, no podrá ser utilizado más como pago de favores políticos.
Ello implica de entrada un inconveniente para quienes aspiren a ser alcaldes en la próxima elección porque, de a fuerzas, se les recortan las canicas con las que pudieran jugar desde una elección interna hasta una contienda constitucional además e que toda la corporación policiaca era parte de esta jugada pues prácticamente eran más de un centenar de plazas laborales, dependiendo del municipio, con las que se podía negociar.
Además, en casos como en Jiquilpan, desde hace muchos años la Dirección de Seguridad Pública ha sido fuente de ingresos económicos que no necesariamente terminaban contabilizados por la tesorería municipal ya que, por ejemplo, los ingresos que se recibían de manera mensual por el cobro de acceso a la Calle de Las Flores (Zona de tolerancia), cobro que hacían ahí mismo los uniformados nunca hubo constancia de que este recurso ingresara a la tesorería.
Mismo caso de la “renta” de policías para fiestas patronales y particulares, o la renta de las cabañas del bosque de Jiquilpan.
Claro que para algunos municipios el perder el control de sus fuerzas policiales les significa no solamente el golpe al ego sino también a su bolsillo, creo que duele más lo último, pero también para los elementos de las corporaciones policiacas esto supone varios inconvenientes porque bajo este mando unificado no podrán ya salir de su turno y con todo y uniforme ponerse a ingerir bebidas embriagantes en la primer tienda del barrio a la que llegan.
No podrán tampoco alquilarse, como ahora lo hacen, como guardias de fiestas privadas o bares y discos de esta región lo cual quiere decir que, al menos en teoría, los cuerpos policiacos tendrán un mejor nivel del que ostentan actualmente.
Al margen de si se puede o se quiere o no por parte de algunos ediles entrarle a este tema, este asunto es ya irreversible, lo que es de lamentarse es que esto no se hubiera dado antes porque francamente a estas alturas es muy complicado que se pretenda enderezar un árbol que nació torcido.
Y esto tiene, para los municipios graves implicaciones políticas pues el no contar con las fuerzas policiacas como un departamento municipal vuelve a los elementos en personas francamente agresivas como el caso del tránsito municipal de Jiquilpan que alegó que a él, el pi…·%$& presidente ya no podía decirle nada porque ya era elemento de Morelia.
La bronca es la ignorancia de estos elementos porque, tenemos que ser honestos, en Jiquilpan y de manera general en esta región, nuestra policía es muy voluntariosa, entrona pero desgraciadamente nunca van a ganar un premio por ser brillantes.
Se rumora fuertemente que la Auditoría Superior de Michoacán ha planteado que desaparezca la figura de Contralor Municipal ya que ellos pueden encargarse perfectamente de esta función en los 113 municipios.
Si no es una broma de mal gusto entonces estamos todos locos, cómo pretende el Tigre de Papel ejercer las funciones de los contralores cuando sus auditores son famosos en las tesorerías municipales y no precisamente por su eficiencia.
Además, la contraloría, como casi todos los puestos donde se gana en un mes lo que gana un barrendero en un año, son también objeto de negociación y cabildeo y es la única oportunidad para que los regidores sean por lo menos tomados en cuenta a la hora de nombrar un funcionario.