La tormenta que se avecina.
José Luis Ceja Guerra.
Para nadie es un secreto que los partidos políticos, en el ámbito de la renovación de sus comités municipales, están más interesados en el 2018 que en constituirse como verdaderos críticos o apoyos (según sea el caso) de las actuales administraciones locales.
De tal suerte que actualmente mientras en algunos como Acción Nacional de Sahuayo se lamen los golpes y cicatrizan las heridas; en el PRD de Jiquilpan están prestos al grito de guerra montados a caballo y la espada en la mano (paráfrasis) y es que incluso antes de que se haga oficial la fecha de la renovación de la dirigencia local, las redes sociales son testigo del tira-tira que se traen entre las cabezas de grupo y las corrientes de opinión con acusaciones que son de alto calibre para una campaña local.
Para contextualizar diremos que en Sahuayo no había duda sobre quién sería el nuevo presidente de Acción Nacional, la duda era la de quién sería la comparsa y tocó en suerte a Estaislao Amezcua, jugar el triste rol; porque, la verdad sea dicha, en otras circunstancias, “Layo” no hubiera tenido un contrincante de du nivel pero e el caso de Manuel Gálvez, recién electo presidente de Acción Nacional, fueron muchos y muy variados los factores que influyeron para su triunfo.
Principalmente el de haber coordinado parte de la campaña de Rodrigo Sánchez que le propinó la peor derrota al PRI en muchos años.
En el caso de Jiquilpan en el PRD la cosa es más seria de lo que los mismos actores políticos están pensando pues quienes aspiren a la dirigencia local lo harán en el entendido de que vienen de sufrir la peor derrota en su historia moderna al colocar solamente un regidor en cabildo.
Pese a ello, los perredistas están más ocupados buscando el negro historial de sus aspirantes en lugar de dedicarse a la elaboración de proyectos de crecimiento político o a hacer un serio análisis sobre el desempeño de la actual administración municipal para fijar alguna postura.
En fin la idea es que en 2018, o el 2017 los partidos políticos tengan ya por lo menos una estructura sólida que no dependa de las cuestiones económicas de cada uno de los candidatos en el entendido de que la próxima será posiblemente la elección más cara en la historia del municipio de Jiquilpan y no precisamente por los topes de campaña fijados por las autoridades electorales que son usados como mera referencia.