Noé Ortiz
El problema de la antena en Las Fuentes es un ejemplo de cómo un conflicto que debería ser sencillo de resolver, se complica tanto hasta convertirlo, de un problema vecinal, a un asunto municipal, no sé si por ignorancia, aunque mucho me temo que más bien por la mala fe de quienes están medrando de él.
Y no digo que quienes se oponen al funcionamiento de este aparato no tengan razones o derecho a manifestarlo, sino que al hacerlo en las vías incorrectas, por los medios erróneos, utilizando los mecanismos equivocados y usando los recursos legales improcedentes (parece que ni hubiera abogados encabezando el grupo), crean la sensación de que todo el aparato de “la poderosa empresa” en colusión con “el estado”, están en contra del pueblo bueno y sufrido.
Si el problema son los problemas de salud que causan “la radiación de las ondas electromagnéticas de radio” (cualquier cosa que esto signifique, no porque lo ignore, sino porque no tiene sentido), entonces a estas alturas ya deberían de tener los peritajes médicos avalados por la autoridad de salud, que sustentan la demanda de su retiro. No los hay.
Si el conflicto se deriva del incumplimiento de los reglamentos municipales para su operación, pues a formular el juicio administrativo contra el ayuntamiento por haber expedido en su momento la licencia municipal. No lo hay.
Si el problema es debido a la agresión sufrida por los vecinos de Las Fuentes a manos de personal de TELECEL, que golpeó y lastimó a quienes se apostaban fuera del lugar para evitar que fuera puesto en operación, pues a tramitar los peritajes médicos sobre lesiones para proceder a formular la denuncia penal ante el ministerio público. No lo hay.
Si la queja es que, a pesar de las molestias generadas por el ruido y calor, el servicio que ofrece TELCEL es de mala calidad, con señal pésima es esa parte de la ciudad, llamadas caídas, cuando después de muchos intentos, por fin logran hacerse, pues a presentar las quejas ante la PROFECO, que aunque la oficina de aquí nos salió chafa y de seguro el encargado les dirá que él tiene la orden de no atender esas quejas, no dar informes y no dar seguimiento, esa queja servirá de fundamento para las demandas civiles y mercantiles que procedan por incumplimiento de contrato. No lo hay.
Desgastarse pidiendo apoyo ante autoridades e instancias que no tienen competencia legal para conocer de este conflicto, es, con todo respeto, jugarle al tío lolo, generando un conflicto rogando al cielo, que no se resuelva.