Carlos A. Montaño.
En el partido Morena, la mayoría de sus candidatos y sus figuras públicas, en poco tiempo han mostrado su verdadero rostro, su cinismo, desfachatez y tener familiares vinculados con la delincuencia organizada; ahora ya no importa quien llegue a este instituto político y menos su pasado, lo importante es aferrarse y conservar cargos de influencia pública.
En Michoacán, ningún Moreno ha objetado por ejemplo, la llegada de Jesús Reyna, un ex priísta de oscuro pasado, del cual ahora deben sentirse muy orgullosos de tenerlo como aliado o militante…
Dónde están esas voces de los morenos que tanto cacaraquean al PRIANISMO como su férreo enemigo, si ya lo tienen en casa; la clase política más corrupta del país y de Michoacán, ahora se viste de guinda, han migrado al Gobierno y al partido en el Poder para conservar posiciones; y esos militantes que se dicen fundadores, ni pio dicen y menos les fue tomada en cuenta su opinión, para qué? Si ni les importa.
Ahí ésta también Humberto Arroniz, el famoso “Jarocho”, que también fue un priísta rijoso y líder de casas de estudiantes, alumno de Genovevo Figueroa Zamudio; ahora un flamante alcalde de Morelia, que sin importarle la Ley (nunca le ha importado), utiliza las redes sociales del Gobierno Municipal y las camionetas para operar políticamente de manera burda y grotesca en favor de los candidatos de Morena y obviamente de Alfredo Ramírez Bedolla, por dos razones, una porque sigue las instrucciones de Raúl Morón y la otra porque tiene a su hijo como candidato a diputado; que bonito, las candidaturas se reparten como cuotas de grupos sin importar la capacidad, ni militancia, ni los principios básicos…
Una verdadera y real transformación de 4ª, que pone en peligro y en riesgo la democracia, al país y a las elecciones, ya que tenemos a un Presidente que ésta metiendo las manos, también sin el menor recato, dividiendo cada vez más a México y a los mexicanos.
Hoy es urgente analizar de manera seria y civilizada la situación que estamos viviendo; hoy parece muy normal y hasta se les defiende, que los mapaches electorales trabajen y actúen disfrazados de Siervos de la Nación y que los programas federales estén sirviendo para coaccionar el voto.
Hoy el llamado es a defender la legalidad y a las instituciones, nadie puede estar por encima de la Ley.