J Jesús Valdovinos, Jacona
El pasado sábado había un aire de incertidumbre que no dejaba de cuestionar a propios y extraños; pero a pesar de eso, el campo del Amado Nervo lucía apacible y sereno, cómo si no supiese que en pocos minutos se llevaría a cabo una de las finales más emocionantes de los últimos tiempos
Las redes sociales mencionaban en distintas formas que el día había llegado, la hora estaba cerca y las ganas de los jugadores de ambas escuadras llenaban de alegría sus rostros impacientes por llegar a las 4:30 de la tarde.
Se escuchaba por allí que las Águilas del Nopal no habían perdido, se escuchaba también que El Salto, el contrincante, se había reforzado y resonaban nombres como Santi, Danny Mena, Marcos, Maiko.
Las Águilas por su parte tenían la encomienda de ganar SÍ o SÍ, pues era un triunfo que tenía que llegar hasta el cielo con Ponchito Sierra, precisamente, los familiares del finado comenzaron a llenar las gradas y los jugadores de ambos lados ya estaban listos para dar el primer toque al balón.
Gusto, coraje, alegría, orgullo, pasión, eran emociones que elevaban la vibra de cada grito y cada contacto que tenían los botines con el balón.
Un primer tiempo raso, fuerte e indeciso terminó con un 0 a 0, sin nada para nadie para nadie; jugadas importantes, pero sin frutos; ni los gritos de los defensas ni las porras de sus bancas hicieron que la ofensiva marcara algún tanto.
El Salto con sus jugadores mantenían la confianza en ganar y cada vez se metían más fuerte al partido, mientras que las invictas Águilas no terminaban por descifrar el acertijo que en esta ocasión le presentó el equipo rival.
La segunda mitad terminó con gritos y reclamos por partes iguales hacia el juez, intentando señalar el error de su cronómetro, más aún el 0 a 0 permanecía en el marcador. Ya la mayoría de los jugadores cansados, pero con ganas de buscar el triunfo acudieron al llamado para comenzar los tiempos extras.
La noche se veía caer y amenazaba con llegar antes de que alguno de los 2 equipos se decidiera a marcar el tanto definitivo.
Varias tarjetas, jugadas accidentadas, golpes innecesarios, barridas desmedidas, algunos roces con el árbitro y connatos de bronca se vivían en el ambiente, exactamente cómo se vive una final. Ambos rivales iban a todos los balones y con todas las ganas de marcar la diferencia, la euforia se reflejaba en los jugadores de las bancas queriendo reingresar y los activos intentando mantenerse en el protagonismo.
Después de varios sustos para ambos lados, varios tiros de esquina, jugadas mano a mano, tiros libres y algunos disparos a puerta, siguió el curso de la gran final pensando que indiscutiblemente llegaría la ronda de penales, cuando a 2 minutos de que eso sucediera una mágica jugada llevó el balón a David, quien de media vuelta definió cómo los grandes, mandando de pierna izquierda y a segundo palo el esférico que terminó por acariciar las redes dando así la ventaja al equipo que en todos los partidos de la temporada no había conocido la derrota, gooool de las Águilas!!! Gooooooooooooollllllll. Gritaba la tribuna que retumbaba con porras que llegaban hasta el cielo..
Bastaron un par de minutos para que el silbido concluyente llegara y el equipo del Nopal se coronara campeón con todos los honores… Entre porras y gritos de festejo se alcanzaba a distinguir a varios jugadores que con lágrimas en los ojos miraban al cielo susurrando misión cumplida Ponchito
Hasta el cielo carnal.