Ma. Guadalupe Covarrubias, Zamora
Cuando la novena de Torpedos cantaba ya la victoria sobre Gavilanes en la parte baja del octavo episodio, vino esa sensacional voltereta de los emplumados para acomodar la pizarra a su favor siete carreras por seis, y enloquecer a los aficionados que en buen número se dieron cita en el parque “Angel Ojeda” de Atecucario.
Bien se dice que en el beisbol no hay resultado final hasta que cae el out 27 o aun más allá cuando este se encuentra empatado, tal como sucedió en el juego del domingo entre la pandilla de René Pérez y los chicos de Leobardo Vega, en un juego que resultó emocionante desde que se cantó el playbol.
Por los Torpedos el pitcher Juan Avalos mantuvo a raya a los toleteros emplumados que a pesar de todo pronto se fueron arriba en el marcador gracias a un imparable por el jardín derecho, que no pudo controlar el tercera base para de esa forma, acarrear al hombre que se encontraba en la segunda almohadilla.
En el otro lado, el lanzador Fernando el chamula Quirarte, estuvo en su mañana, otorgando ponches a diestra y siniestra para frenar las ambiciones de los bateadores de Torpedos, que habían salido inspirados, solo que se les acabó el fuelle, en la novena entrada cuando tenían el marcador en su favor seis por cinco.
Vino la última entrada y el batazo de fortuna que destanteó al shorstop, para seguir la pelota por el jardín central, desde donde el jardinero lanzó la bola hacia home, pero el hombre que estaba en la segunda y en la antesala ya habían pisado el plato para impulsar las dos carreras con que le dieron la voltereta a la pizarra.
Ya no hubo reacción, pues el chamula ponchó a dos en el cierre y recibió un batazo que el mismo cachó, para terminar el juego que dejó satisfecho a los fanáticos de Atecucario.