-Sin embargo es un sector ignorado, pues sus condiciones son deplorables
Elena Rojas, Zamora
“La mujer rural (del campo) produce entre el 60 y el 80 por ciento de los alimentos que consumimos en el mundo. Son conocidas como guardianas de las semillas nativas. Por lo general son ellas quienes cuidan el huerto familiar, son las conocedoras de la medicina herbolaria (plantas medicinales) y quienes contribuyen mucho en la soberanía alimentaria del hogar”, indicó Lucie Crespo Stupková, responsable del Observatorio de Agricultura y Medio Ambiente en el Colegio de Michoacán (Colmich) y cuyo proyecto de investigación se enfoca en las condiciones de vida de las jornaleras agrícolas.
Lo anterior en el marco del Día Internacional de las Mujeres Rurales y pese a ello, siguen siendo un sector ignorado, “requieren más protección a nivel institucional, en términos de seguro social y médico. Pues se estima que el 80 por ciento de las mujeres del campo no tienen seguridad social, aun y cuando están expuestas a cáncer de piel, intoxicaciones, picaduras de insectos, etcétera”.
Dijo que en los últimos años en Michoacán creció la mano de obra de la mujer en el campo, debido a que la entidad es líder en la producción de berries, frutilla donde ponen a laborar manos femeninas preferidas de los productores para la pizca o el despate de las fresas.
“Y es que ven que la mujer más habilidades para esta actividad, toda vez que es más delicada y tiene más cuidado al cosechar la frutilla, además de que son más obedientes, respetuosas a los horarios, además de menos viciosas que los hombres así como más responsables”.
Sin embargo, las condiciones de este sector siguen siendo deplorables, toda vez que son valoradas como una fuente secundaria de empleo, porque representan mano de obra barata y flexible; por lo que al tratarse de un empleo temporal, muchas veces carecen de seguridad social y de los servicios derivados de este, como la guardería para que resguarden a sus pequeños hijos mientras ellas laboran, o los seguros de salud.
Igualmente, agregó, a las mujeres se les limita a acceder a trabajos mejor remunerados en el campo, “por ejemplo para la cosecha de aguacate un varón anda ganando 300 pesos, mientras que una mujer 200. No obstante, los productores prefieren contratar a hombres para este trabajo debido a que demanda mucha labor física y peligrosa”.
Concluyó al decir que otros trabajos mejor pagados que se ven limitadas para acceder son la fumigación, la operación de los agroquímicos, al igual que trabajos mecanizados, como conducir un tractor, la construcción de los macro túneles o la poda”; en contraste los productores prefieren más a las mujeres para la pizca de las berries o despate de la fresa.