Carlos A. Montaño.
El hampa, el crimen organizado, siempre han estado presentes desde cientos de años atrás, no sólo en México, sino en casi todos los países del mundo, estos grupos han venido ejerciendo poder en el bajo mundo, desde el tráfico de alcohol, prostitución, marihuana, cocaína y todo tipo de sustancias que causan, adicción, muerte y destrucción en las familias.
Su influencia y redes de poder se ha venido ampliando al pasar de los años; los grupos de la mafia han sido famosas pasando desde los yakuza en Japón, la Cosa Nostra italiana, la familia Luchesse de New York; la mafia colombiana, la rusa, y en casi en todo el globo terráqueo, hay este tipo de agrupaciones.
En el mundo, los gobiernos lejos de combatir y erradicar se han dedicado a coexistir con estas mafias, e incluso a asociarse a través de los grupos o áreas que deberían velar por la seguridad de los seres humanos de bien.
El pasado 6 de junio se suscitó en México un fenómeno que manchó y vulnero los procesos democráticos para elegir a nuestros representantes, tanto a nivel municipal, así como la elección de legisladores locales y federales, además de gobernadores.
Hoy, México ésta siendo observado a nivel mundial, porque tenemos a un Presidente que con sus declaraciones, hace suponer que negoció y avaló que la intervención del crimen organizado haya inclinado la balanza a favor de su partido Morena y su aliado el PT, en estados como, Sinaloa, el Estado de México, Nayarit, Baja california y Michoacán.
No entendemos como la militancia de Morena se sienta feliz, orgullosa y satisfecha de “ganar”, con el apoyo del crimen organizado; ante esta situación, nos preguntamos ¿Quién gobernará Michoacán y México?
Por el bien de México y de sus instituciones, es urgente limpiar la elección y que esta se anule. Nadie, en su sano juicio, puede avalar esta aberrante acción e intervención del hampa; quien lo haga, estará también avalando y siendo parte de las mafias del poder.